Sobran las palabras.

Hay veces que las emociones nos superan en nuestro trabajo…no sabría cómo definirlo, más que trabajo es un deber, cuando escuchas a personas que han sido tan castigadas por unas adversas circunstancias y sin que una sociedad de la que hasta hace poco estábamos orgullosos le dé respuesta a sus más elementales necesidades, sobran las palabras. Y quedan las emociones, que se puede decir ante una gran persona que en momentos tan críticos en su vida, su pensamiento está en los niños que no pueden comer, en su agradecimiento a los servicios sociales por la labor que realizan, aun siendo consciente de los escasos medios de los que disponen. Podía haber mucho resentimiento, pero solo hay comprensión y solidaridad, esa solidaridad entre los humildes que hace confiar en una nueva sociedad, mientras en el mundo queden personas como esta, nada está perdido, un mundo más justo está floreciendo. Y lo hace sobre la suciedad y la inmundicia más miserable. Sobran las palabras…cuando un gobierno en lugar de dar respuesta a estas necesidades, hecha las campanas al vuelo pregonando que ya hemos salido de la crisis y España está en recuperación…sobran las palabras, queda una amarga emoción mezcla de rabia e impotencia.